La mina “La
Profunda” se encuentra al Norte de León, entre los pueblos
leoneses de Cármenes y Villamanín. Esta mina fue explotada desde el
Neolítico habiéndose encontrado hallazgos de hachas y buriles de
piedra, y posteriormente por los romanos, ofreciéndose veinte siglos
más tarde mineralizaciones de cobre, níquel y cobalto en calizas de
origen hidrotermal. En época actual fue descubierta en 1.859 y se
mantuvo en su mayor apogeo hasta el año 1.930 como la mayor
productora de cobalto de España.
La mina se ubica en
el término municipal de Cármenes, a 1 km a la izquierda de la
carretera de Cármenes y a 6 km aproximadamente del pueblo de
Villamanín, situándose a una altitud de 1.500 metros sobre el nivel
del mar.
En el año 1.927 la
compañía minera “Sociedad Coto Minero La Profunda”, construyó una
línea de baldes para llevar el mineral hasta la población de
Golpeja, cerca de Villamanín, dónde se instaló un complejo de
molienda para triturar el mineral, cargaderos, oficinas y servicios.
En 1.930 se trataron por la “Sociedad Metalúrgica del Cobre y del
Cobalto” unas 500 toneladas de mineral, cesando la actividad en
1931. Después de la guerra civil se abandonaron las explotaciones y
la línea de baldes fue desmantelada, según algunas fuentes, por los
vecinos de los pueblos cercanos para vender la chatarra. Finalmente,
la empresa palentina “Electrólisis del Cobre, S.A.” explotó la mina
hasta que se agotaron las bolsadas.
Tras casi un siglo
de explotación, parcialmente interrumpida durante algunos períodos
de tiempo, las labores finalizaron en el año 1.953, iniciándose
desde entonces un proceso, como en tantos y tantos yacimientos de
nuestro país, de continúo deterioro y abandono.
La falta de interés,
como decimos, y el abandono de la explotación ha desembocado en la
degradación y ruina de las instalaciones. Y eso, tratándose de uno
de los más importantes yacimientos de cobre del Norte de España en
el que se ha podido constatar, como antes se mencionó, una
explotación prehistórica a gran escala de los recursos cupríferos.
Lo verdaderamente
sobresaliente y único de la mina “La Profunda” fue que
se encontró un nuevo mineral en forma de nódulos sobre dolomita. Se
trata de un mineral de color grisáceo, muy brillante, cristalizado
pero microscópico, caso único en el mundo. No estaba catalogado, y
los geólogos hospedados en Villamanín, lo bautizaron como “Villamaninita”,
último mineral incorporado a la tabla periódica de
elementos.
Aún es posible
encontrar muestras en sus escombreras y en el frente de algunas
bolsadas, todavía con mineral. La relación de especies mineralógicas
descritas es muy elevada aunque sólo algunas de ellas ofrecen
interés para coleccionistas. Hay finas texturas de calcopirita en
tránsito a bornita, vivamente irisadas, así como pequeñas vetas de
tennantita. Debido a la intensa oxidación de los minerales
asociados, se originan una profusa cantidad de arseniatos y
carbonatos, siendo destacables las zeuneritas (micas de uranio con
tendencia a deshidratarse transformándose en ejemplares de color
verde), tirolita, láminas y rocas finamente tapizadas de malaquita y
azurita, esta última frecuentemente cristalizada en muy pequeños
grupos brillantes. El aragonito verde y cuproso es muy abundante,
rellenando cuevas y cavidades con anchas fracturas de la roca caliza
en la parte superior de la mina. |