• ERICKSEN, George E

    (1920-1996).

    Estadounidense, nació en Butte, Montana el 17 de marzo de 1920, y creció en un rancho en el Valle del Ciervo Lodge, aproximadamente a 40 millas al noroeste de Butte. Le gustaba contar como pasó las experiencias de su juventud en un rancho de ovejas, en días en que la única fuente de poder mecánico era un artefacto de gasolina de un solo cilindro y un tractor de vapor, para segar alfalfa y césped como forraje para el invierno.

    Creció en una casa dónde el único calor era una estufa de madera en la cocina, el agua se obtenía de un pozo poco profundo con una bomba, otros servicios eran un pequeño retrete fuera de la casa. Recordaba lo duro que era pasar los rigores del invierno con las grandes nevadas, siendo difícil imaginar el intenso frío que se sentía en el rancho. Sus mejores recuerdos como muchacho era cazando y pescando, y su propio automóvil un cupé Chevrolet de 1925 que compró a edad 14 años por 10 dólares. Era una existencia de trabajo fuerte y continuo, limpiando las jaulas de los pollos, esquilando las ovejas, cultivando, recolectado y almacenando el heno y las verduras. Por todo ello estaba convencido de que el no nació para desempeñar esos trabajos del rancho.

    George se interesó primero por la geología, al realizar un hallazgo de zafiros que descubrió en el lecho de grava de un pequeño arroyo que pasaba por el rancho, y también por una conferencia en la que hablaba el Presidente de la Escuela de Minas de Montana sobre las exploraciones geológicas en los Andes.

    Pasó a la Universidad de Montana en 1938 para estudiar geología. Empleado por la Geological Survey de EEUU., en 1942 como ayudante de campo para los estudios de minerales estratégicos. Éstos continuaron hasta 1945, en busca de depósitos de dolomita y magnesita, para la producción de magnesio, metal necesario en tiempo de guerra, sobre todo para la aviación y para bombas. Realizo estudios en Sloan, en Gabbs, Nevada, y en Marble, Washington, George adquirió conocimientos de aviación en un campo de entrenamiento, donde realizó diversos estudios de interpretación geológica, así como de geología económica.

    Geólogo que desempeño su carrera durante 50 años con el Estudio Geológico americano. Durante ese periodo dio un servicio prestigioso a su país, y a varios países de América del Sur. Además de una excelente contribución científica, trabajó a favor de los países sudamericanos, lo que le valió que fuera muy respetado e influyente, sobre todo en Chile. En tiempo de guerra viajaba largas distancias en automóvil (imposible para los ciudadanos normales), con un sueldo que en 1943 le subieron a 2.400 dólares anuales, y un por el diem esa rosa de $4.00 a $6.00. En 1944 se le asignó el estudio de los depósitos de fosfatos cerca de Montpelier, Idaho. Vincent McKelvey (Director más tarde del Estudio Geológico), dirigió el estudio, mientras marcaba donde tomar las muestras y prepararlas para el embarque a Washington, D.C. para su análisis. George nunca sospechó la razón por la intensiva búsqueda de uranio. Ha reconocido la valiosa enseñanza y la amistad que se profesaba con su superior Charles F. Deiss, Presidente de la Sección de Geología en la Universidad de Montana que marcaría una influencia profunda en su futura carrera como geólogo.

    Obtuvo la licenciatura de Ciencias en la Universidad de Montana en 1946, empezó sus estudios para graduarse en la Universidad de Indiana dónde Charles Deiss era Presidente de la Sección de la Geología. Recibió el Máster en 1949, y en el mismo año fue enviado a los Estudios Geológicos del Perú, empezando su larga trayectoria en la geología sudamericana. Marchó a Perú con su esposa Mary Francés Kelly, estableciéndose en Lima en 1949. Trabajó en la exploración de los depósitos de minerales metálicos (plomo, cinc, y plata) en el Andes de Perú. Sus investigaciones geológicas estaban en las vertientes de la Cordillera Blanca dónde hubo una minería activa siglos por los españoles y las poblaciones locales. Fue su primera experiencia en un país extranjero, que le sedujo no solo por la geología, sino también por el español y las culturas pre-colombinas. En su trabajo sufrió penalidades y aventuras de viaje en las más remotas regiones de los Andes con unas alturas superiores a los 3000 metros. El distrito minero de mayor interés era el de Hualgayoc en el Perú norteño. Esta región era famosa para los depósitos ricos de plata, y era una fuente activa de cobre, plomo, cinc, plata, y oro. El equipo de George trabajó en 1950 con mapas preparados del área, examinó todas las perspectivas y minas, y trazó rutas subterráneas de las principales minas históricas y presentes. Su informe fue la tesis que presento en la Universidad de Columbia dónde él recibió su graduación en 1956.

    En 1970 volvió a Perú para estudiar los efectos del desastroso terremoto ocurrido el 31 de mayo de 1970. Este evento y las grandes cantidades de lodo y barro precipitado en las laderas de la Cordillera Blanca y Negra, donde fue sepultada la pequeña ciudad de Yungay en donde perdieron la vida unas 20.000 personas; el precio de la muerte fue total, se cifra en más de 50.000 personas. Durante los meses de verano, con un equipo de conexión Peruano- USGS, estudió los aspectos geológicos del temblor, la naturaleza y situación de estructuras de adobe, y las recomendaciones hechas para la reconstrucción y reagrupación de los restos. Durante los años 1970 y 1973 estuvo envuelto en el estudio de los landforms de la costa de Perú. Esta región es sumamente árida, pero frecuentemente sujeta a niebla espesa y cubierta de nubes. La fuerza del viento formaba esculturas, dunas de arena (el barchans y yardangs) y se consideraba que otros fenómenos de erosión eran un modelo de actividad similar a la de la superficie de Marte.

    La parte más significativa de la carrera de George Ericksen, fue su trabajo en Chile y con los geólogos chilenos. Después de terminar sus estudios en la Universidad de Columbia, llegó en Chile en 1954 como Jefe de una misión del Estudio Geológica para construir el Instituto Nacional de Geología en Santiago. Por aquella época había pocos geólogos y ningún centro de enseñanza para geólogos, una situación rara para Chile cuya economía es básicamente su industria minera. Tuvo un papel importante en el establecimiento de medios y centros de enseñanza en Chile: el Instituto de Investigaciones Geológicas, el Servicio de Minas, y la Escuela de geología en la Universidad de Chile. En los años 1980 las dos agencias gubernamentales se fusionaron, formando el Servicio Nacional de Geología y Minería. Estas instituciones han crecido de forma espectacular hasta situarse entre las mejores del mundo en geología. El éxito de este desarrollo se forjo por un gran sentido de cooperación y amistad entre los geólogos chilenos, los centros oficiales y los científicos extranjeros entre ellos George, involucrados en el programa.

    El interés de Ericksen en varios estudios de las evaporitas en el salar del Norte de Chile, desde los años sesenta, hasta su muerte, reveló la naturaleza de estos inmensos y únicos depósitos. Desde 1800 hasta los años veinte estos depósitos proporcionaron la demanda de todo el mundo de nitratos, para fertilizantes y explosivos. Realizo un estudio detallado de la estructura geológica, historia, mineralogía, y geoquímica de los salares, clarificando su naturaleza, concluyó que su origen debía de ser volcánico (a través de una erosión durante un periodo de más de 10 millones de años), aunque ha admitido que el origen todavía es algo polémico. Los estudios mineralógicos que realizó mostraron cómo el yodo está íntimamente asociado con el sodio el componente del sulfato de sodio de los lechos del caliche. Encontró y describió varios minerales nuevos del yodo que puso nombre junto con sus colegas chilenos: bruggenita, hectorfloresita, fuenzalidaita, y la carlosruizita. El estudio de Ericksen de los salares se extendió a Bolivia en la década de 1970, en el Salar de Uyuni resultó ser rico en el litio, como el Salar de Atacama en Chile. Este metal tenía gran demanda por su aplicación en alta tecnología en los acumuladores de las baterías, semiconductoras, y la energía nuclear.

    Con los científicos de Bolivia realizo el estudio y desarrollo de geológico, encontrando ricos yacimientos de estaño y de plata en las provincias volcánicas de esta nación. Creían en la posibilidad que en las regiones montañosas andinas contendrían importantes yacimiento de oro, plata y otros metales. Por consiguiente, Ericksen emprendió la obra de organizar una junta con el esfuerzo de Bolivia, Chile, y Perú (Argentina lo rechazó) para continuar estos estudios y exploraciones. El apoyo financiero lo proporcionó el Desarrollo interamericano Amontone, y con la ayuda técnica del Estudio Geológico se logró así un grado de cooperación entre los tres países sudamericanos. Mucho de este éxito era debido a los esfuerzos diplomáticos de George Ericksen a través de su conocimiento de

    la burocracia sudamericana y su personal influencia y amistad con muchos organismos oficiales y personajes científicos. <

    p>Durante los años de la posguerra, hizo grandes contribuciones a los estudios geológicos en los Estados Unidos, sobre todo, En las áreas de desierto. Éstos incluyeron entre otros el Rango Negro, la Cala del Pedernal en Montana, y la cala en Arkansas. También jugó un papel importante en el estudio de los recursos minerales de la región de los Apalaches, a petición del Presidente John F. Kennedy. George Ericksen se le ha condecorado con muchos premios: el Comandante del Caballero del Orden de Bernardo O'Higgins, la condecoración civil más alta del Gobierno, de Chile; el Herbert Thomas Award del Geológico La sociedad de Chile; el Gobierno de Bolivia otorga para el Servicio de Meritorio a la Minería; 80 Anual El premio del Instituto Geológico y Minero de 1048 en 1993 Premio de Honor por la Universidad de Ingenieros de Perú; el Richard Owen Award de la Universidad de Indiana ; el Premio de Alumno Distinguido de la Universidad de Montana.

    Ha dejado una bibliografía de casi 100 publicaciones.

    Murió de cáncer a la edad 75 años, el 14 de enero de 1996, en su casa en Reston, Virginia.

    Autor: José Luis Zamora Rubio